El lado bueno de las cosas(38)



Me tumbo en la cama preguntándome dónde está mamá. Quiero llamarla al móvil, pero no sé su número. ?Habrá tenido un accidente de coche? ?Puede que haya tenido un ataque al corazón o un derrame cerebral? Pero entonces pienso que algún policía o médico nos habría llamado si algo de eso hubiera sucedido, porque ella lleva consigo sus tarjetas de crédito o su carnet de conducir. Quizá se haya perdido con el coche, pero en ese caso habría utilizado el móvil para llamar a casa y decirnos que llegaba tarde. Quizá se ha hartado de papá y se ha marchado. Pienso en esto y me doy cuenta de que, excepto los momentos en los que bromea con lo de que Tiffany es mi ?amiga?, no he visto reír o sonreír a mi madre en mucho tiempo. De hecho, si lo pienso seriamente, normalmente veo a mamá llorando o a punto de llorar. Quizá se ha cansado de tener que llevar la cuenta de mis pastillas. Quizá alguna ma?ana se me olvidó tirar de la cadena y al día siguiente vio las pastillas en la taza del váter y está enfadada porque no me tomo las pastillas. Quizá no he sabido apreciar a mamá, igual que no supe apreciar a Nikki, y ahora Dios me castiga llevándose también a mamá. Quizá mamá nunca vuelva a casa y…

Mientras empiezo a sentirme ansioso de verdad, hasta el punto de empezar a tener la necesidad de golpearme la frente contra algo duro, oigo el motor de un coche.

Cuando miro por la ventana veo el sedán de mamá.

Corro escalera abajo.

Estoy en el umbral de la puerta antes incluso de que ella llegue al porche.

—?Mamá? —digo.

—Solo so… soy yo —dice a través de las sombras de la entrada.

—?Dónde estabas?

—Fuera. —Cuando la veo a la luz parece como si fuera a caerse, así que me acerco a los escalones, le doy la mano y la cojo por los hombros. Su cabeza se tambalea, pero me mira a los ojos y dice:

—Nikki es… es tonta por ha… haberte dejado esca… escapar.

El hecho de que mencione a Nikki me hace sentir aún más ansioso, especialmente por lo que dice de que ella me dejó escapar, porque yo no me he escapado y porque estoy más que deseoso de volver con Nikki. Además fui yo quien fue un tonto por no apreciar a Nikki por lo que era, y mamá lo sabe muy bien. Pero puedo oler el alcohol en su aliento y probablemente solo dice esas tonterías porque va borracha. Mamá no bebe normalmente, pero esta noche es obvio que va borracha, y esto también me preocupa.

La ayudo a entrar en casa, la siento en el sofá de la salita y en unos minutos está mejor.

No sería buena idea meter a mamá borracha en la misma cama donde duerme mi enfurru?ado padre, así que pongo un brazo por debajo de su brazo y otro por debajo de sus rodillas, la levanto y la llevo a mi habitación. Mamá es peque?a y ligera, así que no me cuesta llevarla escalera arriba. La meto en mi cama, le quito los zapatos y la tapo con el edredón. Luego voy a por un vaso de agua a la cocina.

Encuentro un bote de Tylenol y saco dos pastillas blancas.

Cojo a mi madre por la cabeza y la siento; la sacudo un poco hasta que abre los ojos para que se tome las pastillas y se beba el vaso de agua. Primero dice:

—Solo de… déjame dormir.

Pero sé, por mis días de universitario, que tomar medicinas para el dolor de cabeza y agua antes de dormir reduce la resaca al día siguiente. Al final, mi madre se toma las pastillas, se bebe medio vaso de agua y se duerme otra vez enseguida.

La miro descasar durante unos minutos y pienso que aún es muy guapa. También pienso en lo mucho que quiero a mi madre. Me pregunto adónde habrá ido a beber, con quién habrá bebido y qué habrá debido, pero me alegro de que esté sana y salva en casa. Trato de no imaginármela bebiendo en un bar deprimente rodeada de solteros de mediana edad. Trato de no imaginarme a mamá con alguna amiga criticando a papá y luego conduciendo de vuelta a casa borracha. Pero lo único en lo que puedo pensar es que por mi culpa mi madre está bebiendo, y mi padre no está ayudando mucho.

Cojo la foto de Nikki, subo la escalera que lleva a la buhardilla, coloco la foto junto a la almohada y me meto en el saco de dormir. Dejo la luz encendida para poder dormirme mientras admiro la pecosa cara de Nikki.

De repente, me despierta el sonido de ?un xilófono distante? Cuando abro los ojos veo a Stevie Wonder frente a mí; sus piernas están a ambos lados de mi cuerpo, un pie en cada lado de mi pecho, y está tocando la armónica. Reconozco la canción al instante, es: ?I Was Made to Love Her?.

La última vez que Stevie visitó la buhardilla de mis padres recuerdo que mi padre me pateó y me golpeó y me amenazó con mandarme de nuevo al lugar malo, así que cierro los ojos, tarareo una nota, cuento en silencio hasta diez y dejo la mente en blanco.

Pero Stevie Wonder permanece impertérrito.

Empieza a cantar:

—?Nací en Collingswood. Tuve un amor de juventud. Siempre íbamos cogidos de la mano?.

Sé que está cambiando la letra, está hablando a propósito de mí. Esto es una jugada sucia, hasta para Stevie Wonder, quien ya me ha traicionado de muchas formas. Mantengo los ojos cerrados, tarareo una sola nota, cuento en silencio hasta diez y dejo la mente en blanco, pero él sigue cantando.

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