Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(61)



Parecía el lugar privado de un filósofo de más de cien a?os con experiencias infinitas y aflictivas, incluso flotaba un ligero olor a él, y quizá a pedo..., pero bueno, todo es imperfecto en el universo de los chicos.

Algo en específico me llamó la atención mientras curioseaba. Sobre una pila de libros en el escritorio, había una fotografía. No tenía marco, solo estaba puesta ahí como si él la hubiese sacado para mirarla. Mostraba a una chica utilizando un hula hoop. Era, de hecho, una chica muy guapa. Tenía el cabello largo y casta?o, los ojos de algún color oscuro y sonreía tanto que parecía en extremo feliz. Hubo algo en su rostro que me resultó familiar, pero no logré recordar por qué.

Me pregunté si era su novia, pero ?también iba a Tagus? Ni siquiera la había visto.

De pronto escuché pasos y algunos murmullos. Alguien se acercaba por el pasillo. Solté la foto y de pronto no supe qué hacer porque si salía me verían y podía verme en un gran problema por husmear. Miré hacia todos lados con desespero y el armario pareció ser lo único suficientemente grande para ocultarme, así que deslicé la puerta y me metí al mismo tiempo que oí a Adrik decir:

—Hablaremos de eso ma?ana, Aleixandre, no fastidies a esta hora.

Lo bueno fue que desde mi lugar entre la ropa colgando y sobre una fila de zapatos, podía ver lo que ocurría fuera a través de las delgadas rendijas de la puerta de madera.

Adrik cerró la puerta de la habitación y avanzó hacia la mesilla de noche. Cogió su teléfono y lo revisó. Pasó como un minuto, durante el cual asumí que debía de estar viendo Instagram, y después comenzó a quitarse los zapatos, todavía sin soltar el móvil. Luego arrojó los zapatos por ahí y se quitó la camisa.

Solo podía pensar: ?Dios mío, va a desnudarse. Se desnudará, y yo estoy escondida en su armario como una auténtica psicópata?.

Me apreté más la boca, pero seguí mirando. De hecho, hasta me sorprendí fijándome en los detalles: a diferencia de Aegan, no tenía tatuajes. Su piel estaba limpia y tenía una musculatura moderadamente tonificada. Sí, sí, estaba muy bueno, lo admito. Y..., siendo sincera, era incluso más atractivo que Aegan, quizá por esa mezcla de misterio + oscuridad, pero en realidad estaba comparando a un demonio con otro demonio. La diferencia no era mucha.

Se desabrochó el pantalón mientras seguía mirando el teléfono. Quise cerrar los ojos porque sabía lo que venía a continuación. Sabía que se iba a quedarse en calzoncillos. También sabía que si lo veía seguiría pensando que ese hijo de satán era guapo, y necesitaba continuar siendo objetiva en todo momento.

Aunque, bueno..., de todas maneras, verlo en calzoncillos no significaba que fuera a cambiar de opinión sobre él, ?no? Así que me agarré a esa idea y mantuve los ojos bien abiertos.

Adrik dejó el teléfono de nuevo sobre la mesilla de noche y, acto seguido, se quitó el pantalón. Listo. Sus bóxeres eran grises y le quedaban ajustados. No, en realidad le quedaban increíbles. Se reacomodó el paquete y se movió hacia el escritorio. Cogió un libro con marcapáginas y se tiró en la cama para leerlo.

Desde mi lugar, la imagen era interesante. Para rematar cogió un cigarrillo de la mesilla de noche, lo encendió y se relajó. Leyó y fumó al mismo tiempo.

Tuve que recordarme que era un Cash, que era odioso, que no podía verlo atractivo...

Adrik leyó durante una hora. En cierto momento giró la cabeza y creí que me miraba, pero en realidad estaba mirando la puerta del armario. Entonces entendí que si me quedaba mirándolo fijamente él quizá tendría la extra?a sensación de sentirse observado, así que, mejor, dejaba de mirarlo, que tenía que dejar de hacerlo. Cuando él volvió la atención al libro, me senté en el suelo del armario y comencé a jugar con los cordones de algunos zapatos para matar el tiempo.

Adrik se quedó dormido con el libro sobre el pecho mucho rato después, cuando ya me dolía el hueso del culo de estar encogida en el armario. Me aseguré de no hacer ningún ruido y abrí la puerta para salir. La habitación olía a cigarrillo y a pedo. Avancé de puntillas y salí victoriosa.

Al menos no me había visto.

Pero yo sí que lo había visto a él bastante bien.

Y, aunque no quise aceptarlo, me había gustado.





14


??M? de mentiroso o ?M? de misterios?




Cuando me desperté, por unos segundos ni siquiera me acordé de que no estaba en mi cama.

En cuanto me orienté, volví a mirar el contrato. No tenía ninguna otra opción si quería seguir cerca de Aegan y si quería que él creyera que me gustaba, así que de mala gana lo firmé. Por supuesto, esa firma no me silenciaría o detendría, y menos ahora que sabía que Eli temía por su vida y que los hermanos Cash tenían un secretito que les podía costar su plaza en Tagus. Ay, Aegan, ?por qué hacías esas cosas?

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