La noche del cazador (Psy-Changeling #1)(121)



Otro enlace partía de Lucas hacia una luz magullada y maltrecha, pero que sanaba lentamente gracias a los arco iris que la impregnaban de manera solapada. Y la última luz era de algún modo única, dorada y salvaje, pura como la de Lucas, pero tentadoramente diferente.

—Estás conectado a otras cinco —susurró.

—Por supuesto —farfulló él contra su cuello—. Los centinelas hicieron un juramento de sangre.

Abrió los ojos como platos por la sorpresa. Mercy, una mujer soldado. Clay y Nate, pura fuerza. Era el enlace de Nate al que se le unía otro: el de Tamsyn, su compa?era.

Dorian, quebrado pero sanando. Vaughn, jaguar y no leopardo. Estudió con más atención su propia estrella cardinal.

Ahí estaba, encerrada dentro de la luz de Lucas, la lluvia de arco iris brotaba de él hacia el exterior. No le hacía da?o. De hecho, parecía que eso le hacía más fuerte, como si ella estuviera reparando las más diminutas fisuras. Eso no significaba que Lucas no pudiera sentir emociones negativas, solo que era capaz de ver más allá de ellas.

—Lucas —dijo, empujándole de los hombros hasta que él se incorporó y la miró con aquellos felinos ojos de cazador.

—?Qué sucede? —Su cuerpo se tensó.

—Nada —susurró y comenzó a temblar—. Nada. ?Todo es perfecto!

—Gatita, me estás asustando. —Se inclinó para besarla—. ?Qué has visto?

—Eres parte de una red, Lucas. La retroalimentación que me das está reforzada por los centinelas y por Tamsyn.

Lucas reflexionó por un momento.

—?El juramento de sangre vincula a los centinelas conmigo a nivel psíquico?

—En cierto modo —dijo Sascha—. No entiendo cómo… nadie ha visto esto nunca antes… los psi no saben que los cambiantes pueden vincularse de ese modo. —Una parte de ella deseaba compartir aquel emocionante descubrimiento, pero otra parte mayor deseaba mantenerlo en secreto, pues se trataba de un arma como no había otra—. ?No lo sabías?

—No. Sabía que los centinelas me entregaron su lealtad, pero nosotros no somos psi.

—Tienes potencial psi. Todo el mundo lo tiene. No olvides que… todos empezamos con el mismo material básico. —Frunció el ce?o—. Sienna Lauren tenía razón.

—?Por qué Tamsyn está en la red? —preguntó Lucas para responder, acto seguido a su propio interrogante—: Está enlazada a Nate a través del vínculo de pareja.

?Y los cachorros?

—También están ahí.

—?Por qué no están padres y hermanos?

—Eso me pregunto yo, pero diría que los padres no están porque esos son lazos que rompemos cuando crecemos. Los amamos, pero ya no estamos entrelazados. Es probable que los cachorros se desconecten con la edad. —Adoptó una expresión ce?uda—. Quizá los lazos fraternos no sean lo bastante fuertes. Por lo que veo, solo los vínculos de pareja y el juramento de sangre funcionan.

—Eso puedo entenderlo. Emparejarse es algo psíquico en cierto nivel. El juramento de sangre… bueno, imagino que existe una razón para que se transmita con el curso de los siglos.

Sascha miró de nuevo la red y se aferró a los bíceps de Lucas.

—Los Lauren se equivocaban en una cosa.

—?En qué?

—?Esto es asombroso! Aunque soy el único psi, existe un efecto potenciador. Nuestra red rebosa de energía. —No se explicaba cómo, pero ahora tenía toda una vida para descubrirlo.

Ambos guardaron silencio durante un rato.

—Sascha, ?qué significa esto?

—Que estamos a salvo —susurró sin poder dar crédito—. Siete mentes adultas abastecen la red… proporcionándome lo que necesito. Es más que suficiente.

Lucas la atrajo contra su pecho y se puso boca arriba.

—?Estás segura?

—Sí. —Le besó en el pecho, en el cuello, en la barbilla—. ?Sí! Gracias por ser más terco que una mula.

Lucas no le devolvió la caricia, sino que la abrazó con tanta fuerza que Sascha apenas podía respirar.

—Casi te matas sin motivo.

—No, Lucas. —Le devolvió el apretón—. Estoy con vida gracias a ti. Así es como voy a recordarlo siempre.

—Va a llevar mucho tiempo que te perdone. —Sascha deseaba gritar de alegría—. Tenemos todo el tiempo del mundo.





Epílogo


Mantuvieron una reunión con Tamsyn y los centinelas a finales de esa semana. Los leopardos se acomodaron en el salón de su guarida, algunos tomaron asiento y otros se quedaron de pie.

—Así que, ?puedes entrar en nuestras mentes? —preguntó Mercy.

—Solo si me dejáis. Nunca entraría sin que me invitaseis… no puedo.

Sascha sabía que estaba hablándole a los miembros más independientes de los DarkRiver. Odiarían ser vulnerables a cualquier nivel.

—Pero yo sé que me estás haciendo algo —repuso Dorian con voz suave—. Me preguntaba qué era. Es la misma sensación que aquella vez… cuando quería lanzarme a tu cuello.

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