El lado bueno de las cosas(58)



—?Y bien? —dice la madre.

Yo veo que en la otra parte de la habitación hay un armario.

—?Y si me meto ahí mientras el resto de los bailarines se cambian?

—Por mí está bien —dice la se?ora.

Tiffany y yo entramos en el armario, que está lleno de trajes abandonados que han debido de ser utilizados en festivales de ni?os, trajes que si me los pusiera me harían parecer una cebra o un tigre, y una caja con instrumentos de percusión (triángulos, timbales, panderetas y palos de madera). Esto último me recuerda al lugar malo y las clases de terapia musical de la hermana Nancy, a las cuales iba hasta que me echaron. Y entonces me viene a la mente un pensamiento terrorífico: ?Y si alguno de los participantes va a bailar una canción de Stevie Wonder?

—Necesito que averigües qué canciones van a bailar los demás —le digo a Tiffany.

—Te he dicho que no me hables antes de la actuación.

—Averigua si alguien va a bailar una canción de un tipo negro y ciego cuyas iniciales son S.W.

—Stevie Won… —dice un instante después.

Cierro los ojos, tarareo una nota y cuento silenciosamente hasta diez, dejando la mente en blanco.

—Dios —dice Tiffany levantándose y saliendo del armario.

Diez minutos más tarde regresa:

—No hay ninguna canción de esa persona —dice Tiffany mientras se sienta.

—?Estás segura?

—He dicho que no hay nada de Stevie Wonder.

Cierro los ojos, tarareo una nota y cuento silenciosamente hasta diez, dejando la mente en blanco.

Oímos un golpecito y cuando Tiffany abre la puerta ve a muchas madres ente bastidores. La mujer que ha llamado a la puerta le dice a Tiffany que todos los bailarines ya se han cambiado. Cuando salgo del armario me sorprendo al ver que Tiffany y yo somos los concursantes de más edad, al menos tenemos quince a?os más que el resto. Estamos rodeados de adolescentes.

—No dejes que te enga?en con sus miradas inocentes —dice Tiffany—, son peque?as víboras y bailarinas con mucho talento.

Antes de que llegue el público se nos da la oportunidad de practicar en el escenario del hotel Plaza. Hacemos nuestra coreografía muy bien, pero el resto de los bailarines también lo hacen, así que me preocupo al pensar que quizá no ganemos.

Justo antes de que empiece la competición presentan a los participantes al público. Cuando nos presentan a Tiffany y a mí, y salimos al escenario y saludamos, no recibimos un gran aplauso. Con los focos es difícil ver algo, pero logro encontrar a los padres de Tiffany en la primera fila sentados con Emily, Ronnie, Veronica y una se?ora de mediana edad que imagino que es la doctora Lily (la terapeuta de Tiffany, pues me dijo que vendría). Busco en el resto de las filas rápidamente, pero no veo a mi madre. Ni a Jake. Ni a papá. Ni a Cliff. De pronto me siento triste, a pesar de que no esperaba que nadie más aparte de mamá viniera. Igual mamá está por ahí y no la veo; eso me hace sentir un poco mejor.

Entre bastidores pienso que el resto de los concursantes han recibido más aplausos que nosotros, lo que quiere decir que en relación a los fans nos llevan ventaja. A pesar de que la mujer que nos ha anunciado está dando un discurso y diciendo que esto es una exhibición y no una competición, estoy preocupado por que Tiffany no consiga el trofeo de oro, pues eso estropearía mi oportunidad de escribirme cartas con Nikki.

Vamos a bailar los últimos y, mientras las chicas hacen sus números, los aplausos van de normales a entusiastas. Eso me sorprende, pues en el ensayo me pareció que todos los números eran muy buenos.

Pero justo antes de que nos toque bailar a nosotros, cuando la peque?a Chelsea Chen termina su número de ballet, se oye un aplauso tremendo.

—?Cómo ha conseguido que la aplaudan así? —le pregunto a Tiffany.

—No me hables antes de la actuación —dice. Yo empiezo a ponerme muy nervioso.

La mujer que está a cargo del recital anuncia nuestros nombres y el aplauso es un poquito mayor del que hemos recibido antes de la competición. Justo antes de que me tumbe en la parte de atrás del escenario, busco con la mirada a Jake y a Cliff para ver si han llegado, pero al mirar hacia el público solo veo las luces que me iluminan. Antes de que tenga tiempo de pensar, comienza la música.

Notas al piano, tristes y lentas.

Empiezo a gatear hacia el centro del escenario, utilizando solo mis brazos.

La voz de hombre canta:

—?Mírame?.

Bonnie Tyler responde:

—?De vez en cuando siento que me estás olvidando y que no regresarás?.

En este momento, Tiffany corre sobre el escenario y salta sobre mí como si fuera una gacela o cualquier otro animal extremadamente ágil. Mientras las dos voces siguen intercambiando estrofas, Tiffany hace su parte: corre, salta, da volteretas, rueda, se desliza… en fin, baile moderno.

Cuando entra en escena el tambor, yo me pongo en pie y marco un tremendo círculo con las manos para que la gente sepa que soy el sol y que ya ha amanecido. Los movimientos de Tiffany se vuelven más apasionados. Cuando Bonnie Tyler llega al coro y canta:

—?Que este amor es para siempre, que en penumbras un rayo de luz nos envuelva a los dos…?.

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