El lado bueno de las cosas(56)
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Visualizadme haciendo pesas, sentadillas, flexiones, abdominales con el Stomach Master 6000 y bicicleta estática.
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—La Invasión Asiática te recogerá a las… —Cliff asiente y me sonríe—. Ah, el tarareo otra vez. Tu madre me ha contado que no quieres hablar con nadie sobre los Eagles, pero no irás a perderte en serio un partido que se juega en casa, ?verdad?
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—Lo más importante es que hagas que los portés parezcan más ligeros, como si sujetaras aire. Tiene que parecer que estoy flotando. ?Comprendes? Bien, necesito que dejes de temblar en los entrenamientos, pareces un jodido enfermo de Parkinson, por todos los santos.
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—?Cómo puede un equipo perder tres partidos seguidos? —grita papá desde arriba hacia el sótano—. Un equipo que no tuvo ningún problema para ganar a los Dallas Cowboys. Un equipo con una ofensiva superior a la de cualquier otro equipo de la liga. Puedes tararear todo lo que quieras, Pat, pero eso no cambiará el hecho de que te has llevado la buena suerte de los Pajarracos y estás arruinando la temporada.
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Visualizadme haciendo pesas, sentadillas, flexiones, abdominales con el Stomach Master 6000 y bicicleta estática.
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—De acuerdo, no está mal. Has conseguido hacer bien el gateo y el porté ya no nos sale espantoso, pero solo nos queda una semana. ?Podremos lograrlo? ?PODREMOS LOGRARLO?
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—Te he comprado un regalo —me dice Tiffany—. Ve al ba?o y pruébatelo.
Me meto en el ba?o del estudio y saco un par de mallas amarillas de la bolsa de plástico.
—?Qué es esto? —le grito a Tiffany.
—Es tu traje. Póntelo y ensayaremos con la ropa.
—?Y la camiseta?
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—Otra vez —dice Tiffany, aunque son las 22.41 y me parece que el codo me va a explotar. Estoy de los nervios—. ?Otra vez!
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Son las 13.59.
—Otra vez —dice Tiffany, y luego se va a su sitio en la parte izquierda del estudio. Como sé que no sirve de nada discutir, me tiro al suelo y me dispongo a gatear.
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—Esto no debería doler mucho —dice Tiffany justo antes de arrancar la primera tira de cera de mi cuerpo. Luego me ense?a cuánto pelo me ha quitado. Estoy tumbado sobre una colchoneta en medio del estudio y parece que tenga el pecho cubierto de pegamento caliente.
Se me escapa una risilla tonta cada vez que me quita una tira del pecho.
Se me escapa una risilla tonta cada vez que me quita una tira de la espalda.
—Queremos que esos músculos brillen en el escenario, ?verdad que sí?
—?No puedo llevar una camiseta?
—?Lleva camiseta el sol?
El sol tampoco lleva mallas amarillas, pero eso no lo digo.
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Anticipándonos a nuestra gran actuación, corremos un poco más rápido cada día. Cuando salimos del parque hacemos un sprint final en el último trozo de recorrido hasta llegar a su casa. Llegamos realmente sudados. Siempre gano a Tiffany porque soy un hombre, pero también porque soy un gran corredor.
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Dos días antes de la competición, justo antes de que ensayemos el número por vigésima quinta vez (Tiffany dice que el veinticinco es su número favorito), Tiffany dice:
—Tenemos que hacer esto impecablemente.
Así que lo hago lo mejor que puedo mientras nos observa en los espejos que nos rodean. ?Lo estamos haciendo impecablemente?, pienso. Cuando terminamos estoy muy emocionado porque sé que ganaremos, sobre todo porque hemos mejorado mucho, nos hemos sacrificado y hemos entrenado mucho. Esta minipelícula tendrá un final feliz.
Mientras nos tomamos una pausa para beber noto que hay algo extra?o en el comportamiento de Tiffany. No me está gritando, no está usando la palabra que empieza por ?j?, así que le pregunto qué le ocurre.
—?Cuánta gente has reclutado para que venga a ver la competición?
—Se lo he pedido a todas las personas que conozco.
—Veronica me ha dicho que tu familia está enfadada contigo por abandonar a los Eagles.
—Mi madre no.
—Tengo miedo de que si no conseguimos que vengan suficientes personas para aplaudirnos, los jueces se sientan impresionados por otros bailarines que hayan recibido más aplausos que nosotros. Puede que no ganemos la competición, Pat, y entonces no podré ser tu intermediaria.
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—Si no vas a hacer nada ma?ana por la noche igual querrías traer a tu mujer y a tus hijos al recital de baile en el que participo —le digo a Cliff—. Tenemos una coreografía muy buena y creo que podemos ganar si tenemos el suficiente apoyo del público, y como no creo que ni mi padre ni mi hermano vayan a venir…
—?Después de ma?ana por la noche ya habrás terminado con esos ensayos tan largos?
—Sí.
—Así que podrás ir al partido de los Redskins el…
—Hum…
—Dime una cosa, si yo voy al recital, ?tú vendrás con nosotros al partido de los Eagles el domingo? La Invasión Asiática te echa de menos y, la verdad, sentimos que en cierto modo has maldecido a los Eagles al abandonarlos a mitad de la temporada. El pobre Baskett solo ha cogido dos balones en los últimos tres partidos y ni uno la semana pasada. Los Pajarracos han perdido tres partidos seguidos. Te echamos de menos en el Linc, Pat.