Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(120)



—Eso es muy hipócrita de su parte —opinó.

—?Por qué? —pregunté, con curiosidad—. Fue Adrik quien la invitó a salir y ella ya me había dicho que él le gustaba.

Dash compartió con Kiana una de esas miradas que solo entendían ellos.

—No te lo ha contado, ?verdad? —quisieron comprobar.

—?El qué? Dímelo ya —le apuré, ya sin paciencia después de lo que acababa de presenciar.

—Artie se acostó con Aegan.

Mira nada más qué sorpresita.

Abrí la boca y la cerré para decir algo, pero solo balbuceé cosas incomprensibles hasta que logré preguntar:

—Pero ?cuándo?

—El a?o pasado —me contestó Dash en un tono más confidencial, mirando alrededor—. Estuvieron juntos durante más o menos un mes. él estaba saliendo con Eli en ese momento. Fuimos a una fiesta y ahí se enrollaron. Luego él la dejó, como es normal. Ella se lo tomó bastante bien, pero era obvio que en el fondo se quedó tocada.

Alcé las cejas, todavía sorprendida.

Por esa razón Lander había dicho que ojalá ella ?lo superara?.

?Que superara su ruptura con Aegan!

Un momento...

?Un momento!

—?En serio se acostó con Aegan mientras él salía con Eli? —le pregunté a Dash para corroborar mi repentina sospecha.

—Y eso que eran amigas —asintió él, formando una fina línea de pesar con su boca—. Bueno, yo las veía juntas en ocasiones...

—Hasta que Eli se fue —dijo Kiana, y luego puso cara de extra?eza—. ?A dónde se habrá ido? No hemos vuelto a saber nada más de ella.

Claro, porque estaba muerta.

Demonios, ?cómo no lo había sospechado antes?

Dejé a Dash y a Kiana con la palabra en la boca y en un brusco impulso fui en dirección a Artie y a Adrik. Los encontré comprando algodón de azúcar.

Lo siento, interrumpiría su estúpida e ilógica cita romántica.

Sin que se lo esperara nunca, la tomé del brazo y tiré de ella hacia mí. Adrik se sorprendió, Artie se quejó y me preguntó qué demonios estaba haciendo, pero con toda mi fuerza logré apartarla hasta un punto en el que nadie podía escucharnos. Finalmente la encaré.

—Tú eras la chica con la que Aegan enga?ó a Eli —le solté—. Me mentiste.

Sí, ya era obvio.

—?Quién te ha dicho eso? —Se quedó de piedra, mirándome con esos ojos que se veían mucho más enormes por el delineado.

Seré sincera, estaba algo molesta, pero no del todo enfadada, más bien algo indignada, porque ?cómo pudo guardarse algo tan importante como el hecho de que había sido amiga de Eli? Aunque tal vez había sido culpa mía por no dudar de lo que me decía, por no haberle buscado la lógica a su historia sobre la grabación y el enga?o, por creer en la palabra de una chica a la que no conocía en lo absoluto.

—No importa quién me lo dijo —repliqué—. Importa que me lo contaste todo a tu manera y no como en realidad pasó. ?Por qué?

Artie apretó los labios al mismo tiempo que sus cejas se arquearon con aflicción, como si quisiera guardárselo todo, como si le resultara doloroso enfrentarse a lo que realmente pasó, pero tenía que decirme la verdad. Ya.

Le insistí con mi mirada dura.

Funcionó.

—?Porque me siento culpable! —soltó finalmente, muy afectada—. ?Eli nos vio salir del hotel aquel día, discutió con Aegan delante de mí, él le gritó muchas cosas y luego ella no volvió más! ?Yo soy la culpable de su desaparición! ?No volví a saber de ella! ?Anularon sus números de teléfono! ?Su familia jamás volvió a hablarme! ?Y no era lo que yo quería!

Hasta conocía a su familia. Ni siquiera podía imaginar todo lo que eso pudo haberme ayudado en mi investigación, todo lo que ella pudo haberme contado.

Bueno, yo no era la más adecuada para echarle en cara nada, ya que también ocultaba cosas. Tal vez por eso no tenía intención de discutir con ella, solo que haberme contado la historia de forma incorrecta había sido muy peligroso.

—Sabes más de Eli de lo que me dijiste. —Negué con la cabeza, un poco decepcionada—. Además, no puedo creer que teniendo este secreto me hayas reprochado ayer que me hubiera enrollado con Adrik. Me hiciste sentir culpable cuando tú cometiste el mismo error.

Artie emitió una risa amarga, nada divertida.

—Me enfadé por eso mismo —confesó—. Cometer mi mismo error puede hacer que pasen cosas como lo de Eli. ?Ya te dije que alrededor de los Cash pasan cosas malas!

—Ah, pero tú estás con un Cash ahora... —le recordé, se?alando a Adrik con un movimiento de cabeza.

él nos miraba desde lo lejos, intrigado, pero quieto. Si se atrevía a interrumpirnos, le daría una patada en la rodilla.

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