Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(123)
En mi móvil, faltaban tres minutos.
Bien, en tres minutos lograría darle el USB a Lander para que reprodujera el vídeo. Entré en la caseta del sonido evitando pisar los cables que se extendían hacia la tarima. Saqué el USB y se la di. El chico pelirrojo estaba un poco atareado moviendo las manos de un botón al portátil y viceversa.
—Aquí está, ponlo por favor —le pedí con amabilidad, a pesar de mi agitación.
Mi falta de aire no me impediría nada. Lo lograría. ?Lo lograría!
—Es que... —empezó a decir Lander al coger la USB— Aegan me acaba de decir que dé paso a una transmisión en directo.
Me quedé fría.
Oh, Dios, no.
Nononono.
?Acaso él...?
—?Una transmisión en directo? —solté al instante con un muy mal presentimiento.
—Sí.
?Acaso tenía un contraataque? ?Era posible? Mi corazón latió rapidísimo a causa del miedo.
—?Una transmisión? —escupí, alerta y desconcertada—. ?No! ?Esto es más importante! ?Ponlo!
Me acerqué más a él, temblando, acelerada, para presionarlo, pero Lander negó con la cabeza, concentrado en lo suyo. Sus dedos no habían dejado de moverse.
—Su orden fue bastante clara y ya estoy...
?Maldita sea!
—?Lander pon mi USB! —casi le grité, a punto de lanzarme sobre él para apartarlo y ponerlo yo misma si era necesario.
Pero él hizo el clic final:
—Listo.
Aquí viene ?La fulminante revelación?.
Sí era un contraataque.
Uno casi letal.
Una transmisión en vivo proveniente de Instagram empezó a reproducirse en la pantalla. De momento no se vio nada, ni a nadie, pero Aegan, que ya había subido rápidamente a la tarima con un micrófono en la mano, empezó a hablar a todas las personas que ya se habían reunido en el lugar. Le quitó el lugar a Regan.
—Antes de dar el discurso, que siempre será una inquebrantable tradición para Tagus, estoy contento de anunciar que alguien muy especial, que al igual que yo forma parte de una larga familia de graduados de esta universidad, nos dará un mensaje en vivo y en directo.
Ni siquiera sé por qué no me lo esperé. Tal vez porque confié demasiado en que esa vez ganaría, en que podía atrapar a Aegan en algo, en que mis pasos no eran observados. Quise ser más lista, y en ese instante terminé sintiéndome la más tonta del lugar, porque cuando las pantallas mostraron lo que Aegan había anunciado, todo dio un vuelco.
La persona que segundos después apareció en las pantallas saludó con alegría a los estudiantes, dijo que estaba haciendo un retiro espiritual y luego empezó a hablar sobre Tagus, su historia y los ancestros. Y esa persona era nada más y nada menos que Eli Denvers.
Eli, con su cabello rojo, su impresionante piel caramelo, su nariz respingada, ojos color miel, boca perfecta, dientes blanquísimos. Una chica fabulosamente hermosa.
Y viva.
Muy viva.
29
Al parecer, los Perfectos mentirosos
siempre fueron muy imperfectos
De acuerdo, la muerta iba a ser yo, pero por el impacto de ver a Eli.
Con las piernas temblando y a punto de desmayarme, me moví hacia el frente de la tarima para ver mejor la pantalla. Analicé el vídeo por si era una grabación, pero no, realmente Eli estaba hablando en directo. Tras ella se veía un extenso campo y muchos árboles característicos de tierras asiáticas. Incluso algunas personas pasaban por detrás. Ella estaba perfecta. Se veía hermosa, fantástica; era el tipo de chica que te intimidaba por su impresionante belleza natural, nada exagerada, pero capaz de opacar a cualquiera. Hablaba de forma fluida y encantadora.
Esa chica no estaba muerta ni secuestrada ni torturada, estaba feliz en otro lugar.
—?Así que espero que disfruten la feria! —finalizó Eli en la pantalla unos minutos después—. Y también espero volver a clase el a?o que viene, cuando mi viaje espiritual termine.
Lanzó un coqueto beso de despedida y la transmisión terminó. Todo el mundo explotó en aplausos. Regan miró a Aegan, serio. De haber sido hermanos tontos se habrían lanzado uno contra otro por el micrófono, pero eran inteligentes, y vengativos, y no lo hicieron. Regan se quedó quieto, manteniendo su postura. Entonces Aegan empezó a dar su discurso con elocuencia, total control de las palabras y gran energía, como un líder nato.
Noté que Kiana, Dash e incluso Artie, que estaba junto a un aburrido Adrik que comía algodón de azúcar como si esperara morirse, me miraban. Sus ojos me transmitían un: ?Adelante, es tu momento, sube a la tarima y haz lo que hemos planeado, termina con él públicamente y humíllalo?. Era el instante perfecto, en toda la feria no se escuchaba más que la voz enérgica y legendaria de Aegan, y las personas estaban atentas. Atentas a todo.
Si yo subía y lo humillaba con un rompimiento público como solo Kiana, Dash y Artie esperaban, sería épico.