Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(122)
Era un chico que había besado a Aleixandre Cash.
Delante de todos.
Es-cán-da-lo.
28
Y entonces ??qué?!
Pues por eso me había parecido familiar. ?Era el peque?o de los Cash!
Gracias al acercamiento de las cámaras, su rostro y el del otro chico aparecieron en todas las pantallas de la feria. La multitud los vio. Incluso quienes caminaban lejos de la rueda de la fortuna se detuvieron a mirarlos. Y no porque fueran dos chicos los que se estuvieran besando, algo que no debería inquietar a ninguna persona en este siglo, sino porque uno de esos chicos era Aleixandre, y eso nadie se lo esperaba por la imagen que solía dar de seductor y heterosexual inflexible.
Eso fue lo que dejó perpleja a la gente. Aleixandre era el típico ligón, el que coqueteaba con todas las chicas, el que a escondidas las besaba, el que en cualquier fiesta terminaba en la cama hasta con tres de ellas, el mujeriego. ?Qué había sucedido?
Pues yo no tenía esa respuesta, pero al menos noté algo que otros no. La cara de Aleixandre era de horror. Su expresión indicaba que lo habían pillado desprevenido. No entendía nada. No sabía qué demonios estaba sucediendo, pero al mismo tiempo sí. Y eso lo dejó más espantado que al público.
Yo estaba a punto de hacer algo muy malo contra Aegan, pero me pareció injusto que revelaran la verdad de Aleixandre de esa forma. Me hizo recordar el momento en el que Aegan había dicho lo de mi madre delante de todos en la fiesta. Entendí la vergüenza y la rabia que debía de estar sintiendo, incluso cuando no debía sentirse avergonzado de nada.
?Quién había planeado eso? Porque sí, había sido planeado. Ver que Aleixandre no se esperaba algo así lo confirmaba. Alguien había deseado hacer público su secreto, por eso estaba en el programa, aprobado por la rectora. Pero esa mujer no podía saber que Aleixandre estaría ahí. ?Habría sido Aegan? No..., él tampoco tenía ni idea, al menos había sido genuino en eso. ?Dash? Se veía tan asombrado como el resto. No...
Sin idea de quién había planeado tal cosa horrorosa, avancé entre la gente en dirección a la rueda de la fortuna. Salté el cercado de seguridad y llegué hasta donde estaba el muchacho que se encargaba de su funcionamiento.
—Ponla en movimiento —le ordené. El tipo me miró algo desconcertado. Como seguía paralizado, tuve que gritarle—: ?Pon la rueda en movimiento!
Dash, en el disfraz de Tood, escuchó mi grito. Apenas noté que me miraba, le hice un gesto con la mano para que cortara aquella escenita. Volvió en sí y comenzó a pedir que a todo el mundo que fueran hacia la zona de la tarima para escuchar el discurso, pero solo unos pocos le hicieron caso. El resto se quedó mirando cómo la rueda giraba y la gente iba bajando. No, la gente no, Aleixandre. La necesidad de ver su avergonzado rostro más de cerca era morbosa.
Por un instante, busqué a Adrik entre todas aquellas personas. Quise analizar su expresión ante la revelación del secreto de su hermano. Cuando lo encontré, vi que estaba mirando, serio y casi indiferente hacia el asiento de Aleixandre. Sin asombro, sin preocupación. ?Tal vez siempre lo supo? ?Siempre supo que Aleix escondía una relación con un chico? De habernos hablado, se lo habría preguntado.
Cuando Aleixandre por fin llegó a tierra, salió disparado. Esquivó a la gente con la cabeza gacha y el paso apresurado. Cientos de ojos lo siguieron, juzgándolo, cuchicheando, hasta que desapareció. Y no, su salida no fue precisamente triunfal. Adrik no fue tras él para apoyarlo.
—Muy bien, muy bien, no ha pasado nada que no hayan buscado en internet alguna vez, pervertidos —dijo Tood por el micrófono en un intento de quitarle tensión al momento.
Me acerqué a él.
—Dash, ?quién ha organizado esto? —pregunté.
—No lo sé. —Pesta?eó, sorprendido por mi tono de voz exigente—. So-solo recibí el programa con esta actividad y la orden de organizarla. Me dijeron que la rectora quería algo divertido.
Quise darle un golpe en la frente.
—?Piensa mejor! ?Esto tuvo que haber sido idea de alguien más!
—Tienes razón... —admitió él, pensativo y un poco avergonzado. Pero al instante su vergüenza desapareció—. Pero, venga, es un Cash, los Cash están acostumbrados a las jugadas sucias. Tal vez se lo merecía.
No estuve muy segura de qué se merecía Aleixandre y qué no.
—Pero puedo intentar averiguar luego quién incluyó esta actividad en el programa —a?adió Dash—. Faltan solo cinco minutos para el discurso...
?Joooder, cinco minutos!
?Era mi momento!
Activé los cohetes de mis piernas y corrí hacia la caseta del sonido junto a la tarima, en donde debía de estar Lander. Se me hizo un poco difícil avanzar porque el flujo de personas se había hecho más lento tras la asombrosa aparición de Aleixandre en las pantallas. Y no solo eso, la escena había desatado murmullos y comentarios de todo tipo.
Al llegar a la caseta del sonido, jadeante, vi que Regan ya estaba sobre la tarima. Esa noche, con una camisa azul cielo de mangas tres cuartos y unos tejanos que parecían recién sacados de una tienda, tenía el aspecto de un actor preparado para su mejor escena. El cabello rubio se mantenía, por supuesto, despeinado solo lo justo. Aegan, por otro lado, estaba cerca del inicio de las escalerillas, listo para robarle inesperadamente su protagonismo.