Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(116)



—Adrik, por...

Volvió a interrumpirme:

—O mejor ahí en el sofá, donde te quité la ropa, te toqué y casi te...

—?Ya basta! —exclamé de golpe, atónita, antes de que dijera cosas que no debía. Alterné la vista entre la entrada del pasillo que llevaba a las habitaciones y él, nerviosa y con una expresión de horror—. ??Qué demonios haces?! —a?adí en un susurro exasperado.

él cerró la boca y se detuvo a pocos metros de mí, pero su gesto se mantuvo cruel. De hecho, una mínima pero maliciosa sonrisa le alzó la comisura derecha. ?Que iba a actuar con madurez? No, se?oras y se?ores, Adrik Cash estaba haciéndole honor a su apellido y reputación.

—No nos puede oír. Debe de estar muy ocupado hablándose a sí mismo en el espejo —dijo con desinterés.

No podía creer que estuviera comportándose así. No era propio de él, ?o sí? De pronto, estando uno en cada extremo de la sala, como dos vaqueros a punto de sacar nuestras pistolas para enfrentarnos, tuve la sensación de que no conocía a Adrik en absoluto.

—Estás bastante comunicativo hoy, ?no? —le solté, sarcástica.

—Uno tiene sus días buenos —dijo, y la sonrisa pasó a ser amarga.

Fruncí los labios para contenerme.

Volví a mirar en dirección al pasillo y luego solté en un tono bajo y enfurecido:

—?Qué? ?Esto es lo que harás ahora? ?Convertirás tu ira hacia mí en una estúpida guerra?

—?Y no era eso lo que tú hacías al principio? —se defendió con un tonillo cínico que me estaba comenzando a irritar más de lo recomendado.

Fruncí tanto los labios y apreté tanto la mandíbula que debió de quedarme una mueca graciosa. Lo se?alé con el dedo como si lo que quisiera fuera acuchillarlo, y finalmente volví a dar un paso hacia atrás. No. Respira, Jude. Haz como ese personaje de Pucca, Ring: ?No me enojo, no me enojo?. En definitiva, no iba a entrar en una discusión con él, no iba..., no iba a...

—Pues no quiero —dije, y alcé las manos en un gesto de rendición—. No te seguiré el juego, así que no te esfuerces.

Adrik mantuvo su calma chocante y soltó una risa burlona, amplia, como si hubiera escuchado lo más ridículo del a?o.

—Pero, Jude, yo nunca tuve que esforzarme ni un poco en nada —admitió con suma tranquilidad e incluso con algo de presunción—. Y creo que eso lo sabes bien.

Solo le faltó gui?arme un ojo para completar la escenita de idiota engreído.

—No sabía que tenías ese ego —murmuré, pero me escuchó, y respondió con indiferencia:

—Hay tantas cosas que no sabemos ni sabremos el uno del otro...

Claro, ya no habría nada entre nosotros, nunca. Eso me hizo sentir... ?triste?

La figura alta y recién ba?ada de Aegan apareció por el pasillo, salvando el horrible momento. Se había anudado la toalla alrededor de las caderas y tenía un montón de gotitas sobre los hombros tatuados. El cabello le caía en un desorden húmedo y su piel brillaba de frescura. No obstante, todavía no se había afeitado y juraría que le vi unas tenues ojeras. Aun así, no tenía mal aspecto. Aegan se habría visto igual de atractivo, aunque tuviera mocos y lega?as en la cara. Era como un puto don.

—Aquí estás... ?Me has traído lo que te pedí? —me dijo como si nada.

Al menos no había escuchado las tonterías que habíamos dicho Adrik y yo.

—Sí —respondí, y transformé mi voz en la de novia melosa. Hurgué en la bolsa y saqué el bote de antigripales. Como no quería fallos, lo abrí yo misma y saqué una píldora—. Toma, esto te ayudará.

él la cogió con confianza y me gui?ó un ojo con coquetería. Luego se inclinó hacia mí y me dejó un beso de saludo sobre los labios. Olía a jabón masculino y su boca estaba fría por la ducha. Entonces..., ?estábamos bien? ?Eso significaba el beso? ?Yo seguía siendo su novia? ?Por qué?

Me fijé en que Adrik nos estaba echando una mirada entornada y suspicaz, y si hubiera sido posible que los humanos se enviaran mensajes telepáticos, lo habría oído en mi cabeza diciendo: ?Eso, Jude, besa a mi hermano y luego ten sue?os húmedos conmigo?.

Pensé que me pondría verde de la inquietud. El momento era demasiado raro.

—?Tú qué? —le dijo Aegan a Adrik al notar su presencia en la sala—. Deja tus rarezas y anda a prepararte, que faltan pocas horas.

Al menos no estaban enojados el uno con el otro.

Aunque la relación entre Aegan y Adrik podía ser indescifrable para otros.

—Solo hablaba con Jude mientras ella te esperaba —aclaró Adrik, sereno, encogiéndose de hombros—. Para que no se aburriera. Todavía puedo hacer eso, ?no?

Ese ?Todavía puedo hacer eso? casi me mató. ??Qué demonios habían hablado?!

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