Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(111)
Me levanté de la silla y avancé a paso rápido por el pasillo entre las filas de asientos. Jamás una salida me había parecido tan eterna. Me sentí como Cersei Lannister de Juego de Tronos cuando la condenaron a caminar desnuda en el paseo de la vergüenza. Incluso yendo completamente vestida, me sentí expuesta. Solo les faltó arrojarme basura y sillas para mejorar la escena. Mientras avanzaba, iban gritándome todo tipo de insultos, y cada uno de ellos me llenó de una furia imposible de explicar.
Detuve a Artie una vez estuvimos fuera. Cuando se giró hacia mí, estaba muy enfadada. Enfadada a un nivel que no le había creído poder alcanzar.
—?No me gustan, los odio! ?Soy la persona ideal para destruirlos! —me soltó imitándome con voz ridícula, claramente haciendo referencia a las cosas que una vez dije sobre los Cash—. ?Y pasó eso?
Bien.
?Qué ibas a decir, Jude?
Nada, te agarraron, puerca.
—Fue el incienso, no sabía lo que estaba haciendo —me defendí (al menos esa parte era cierta).
Le valió caca eso, y me miró con los ojos entornados y cargados de enojo y contrariedad. Era una expresión dura, la misma que le dedicabas a un desconocido.
—En verdad no me lo esperaba de ti, Jude —admitió, negando con la cabeza. La voz fue seca—. Me creí todo lo que dijiste sobre que tenías un plan para humillarlos...
Quise dejárselo claro:
—Que sucediera eso con Adrik no cambia nada de lo que pienso hacer.
—?Lo cambia todo! —exclamó con una obviedad colérica—. ?Crees que no me doy cuenta? Estás dudando, y eso es lo que ellos siempre consiguen: que dudes hasta de ti misma.
Quise rebatirle, pero, maldita sea, tenía razón. Me sentí avergonzada incluso de que mis dudas se notaran, y un poco enojada conmigo mismo porque era cierto que algo había cambiado, y eso no era bueno, no era nada bueno.
—Pienso hacer lo que planeamos para ma?ana —aseguré, a pesar de mi propia inquietud—. Será mejor de lo que creíste que sería porque...
No quiso oírme.
—?Sabes qué era lo que te hacía diferente, Jude? —me interrumpió.
Sentí que no quería escuchar lo siguiente que iba a decir y para evitarlo tuve ganas de decirle la gran verdad.
Sí, había una gran verdad que pronto sabrás.
Porque yo era buena guardándome las cosas, manteniéndolas en secreto, pero ocultar algo era como ir echando agua en una piscina. Soportaba bastante, pero llegaba un punto en el que se desbordaba. No sabía en qué nivel me desbordaría. Ese límite no parecía tan lejano. Por las noches ya me resultaba complicado dormir sin pensar en todo lo que sucedía, lo que sucedería...
—Artie... —intenté detenerla, pero me lo soltó de todas formas:
—Justo eso, que tú no caías. Ahora no hay ninguna diferencia entre tú, yo y el resto. Eres igual de débil.
Sin agregar más, me dio la espalda y se fue muy enfadada. Me quedé ahí viendo cómo se alejaba.
Dios, qué fuerte. Me creía débil por haber besado a Adrik, pero todavía no sabía el resto... Consideré decírselo, pero no, en cierto modo necesitaba que siguiera conociendo solo parte de mis objetivos. Era mejor que creyera que ya no debía ser mi amiga, que yo era una mala persona con planes crueles... Aunque no entendí por qué me afectaba tanto esa pelea si al llegar a Tagus me había prometido no hacer amigos con los que pudiera pasar precisamente algo así.
?Cálmate, Jude, no pretendías que ella fuese tu amiga de verdad, ?cierto??
Aegan salió del auditorio de pronto, para empeorarlo todo. Me giré hacia él. Se detuvo frente a mí y me miró con los ojos entornados, duros. Ya lo sabía todo. Había visto el beso, la traición, la bajeza de su novia. ?Rompería conmigo? ?Eso me convenía a esas alturas?
Pensé que explotaría de ira, pero, oh, no, él era más malo que eso.
—Dime, ?cómo pretendías que lleváramos esto? —me preguntó con esa falsa incredulidad que tanto me irritaba—. ?Nos acostaríamos contigo por separado o querías llegar a un nivel más alto y probar a hacer un trío?
Acabo de darme cuenta de que ?furia? no representa por completo lo que experimenté al oír eso. Debe de existir una palabra con una mayor carga significativa... No era cólera, ni rabia, ni ira; fue algo casi mitológico, ciego, imparable lo que me recorrió cada parte de mi cuerpo e hizo que empezara a respirar agitadamente. Los oídos me zumbaron como si el mismo sentimiento los obstruyera. Algo se concentró en mi pecho, me nubló la vista, me tensó los músculos.
?Has visto a Regina George de Chicas pesadas en esa escena en la que se entera de todo lo que ha hecho Cady (Lindasy Lohan) y entra gritando a su habitación, coge El Libro del Mal y empieza a hacer de las suyas? Bueno, imagínate algo así. Apreté los pu?os, emití un grito de rabia que no pude contener y le solté una bofetada.
???Qué ganas le tenía!!!