El lado bueno de las cosas(23)
Estoy demasiado sorprendido para hablar o moverme, pues mi padre siempre se ha llevado la sección de deportes al trabajo, desde que Jake y yo éramos peque?os. Jake solía discutir con papá por eso y le pedía que al menos trajera la sección de deportes cuando volviese de trabajar para que pudiésemos leer los artículos cuando acabáramos nuestros deberes. Pero papá siempre se llevaba los periódicos antes de que nos levantásemos y nunca traía de vuelta a casa la sección de deportes; decía que se le había olvidado o que la había perdido. Jake finalmente se suscribió a estos periódicos cuando tuvo su primer trabajo cargando cajas en Big Foods y así empezamos a leer los deportes juntos cada ma?ana antes de ir al cole. él tenía doce a?os y yo trece.
Hago trescientos abdominales con la ayuda del Stomach Master 6000 antes de permitirme ir al escalón a recoger la prensa. El estómago me arde, y mientras la cojo tengo miedo de que mi padre me haya gastado una broma y que solo haya dejado la sección de comida o de entretenimiento, pero descubro aliviado que papá realmente me ha traído la sección de deportes de ambos periódicos.
A la hora de tomarme las pastillas de las ma?anas encuentro a mamá en la cocina haciendo huevos revueltos. Mi plato está preparado en la barra para desayunar y las cinco pastillas que debo tomarme están en fila sobre mi servilleta.
—Mira —le digo al tiempo que le muestro lo que me ha dado mi padre.
—La sección de deportes, ?eh? —dice mamá mientras hace los huevos.
—Sí —digo. Me siento y me meto las cinco pastillas en la boca, decidiendo cuántas me tomaré hoy—. ?Por qué?
Mamá coloca los huevos revueltos en mi plato con la ayuda de una espátula y dice:
—Tu padre lo está intentando, Pat. Pero si yo fuera tú, no haría demasiadas preguntas. Toma lo que te dé y sé feliz, eso es lo que hacemos, ?no?
Ella me sonríe esperanzada y en ese instante decido tomarme las cinco pastillas, así que doy un sorbo de agua y lo hago. Cada día de la semana oigo que se abre la puerta del sótano y luego se cierra. Cuando miro el escalón de arriba encuentro las secciones de deportes, que leo de principio a fin mientras desayuno con mamá.
La gran noticia es el partido contra los Giants, el partido que todos creen que será la clave para ganar la NFC Este, especialmente porque los Giants ya han perdido el partido contra los Indianapolis Colts. Si perdieran este partido, irían 0-2, y los Eagles 2-0. El partido será uno de los más importantes de la temporada, y como tengo el pase gracias a Jake, estoy realmente emocionado.
Cada noche espero que papá vuelva del trabajo deseando poder comentar con él el próximo partido (para utilizar los nombres de todos los jugadores nuevos que he aprendido y demostrarle que de nuevo soy un auténtico aficionado), pero siempre se lleva la cena al estudio y cierra la puerta. Un par de veces he llegado a ir al estudio y he levantado la mano para llamar a la puerta, pero siempre me acobardo. Mamá me dice:
—Dale tiempo.
Sentado en el sofá marrón reclinable, hablo de mi padre con el doctor Cliff durante mi cita del viernes. Le cuento que ahora mi padre me deja la sección de deportes para que la lea y que sé que esto supone un gran esfuerzo para mi padre, pero que me gustaría que me hablase más. Cliff me escucha, pero dice muy poco sobre mi padre. No deja de sacar el tema de Tiffany, lo cual es un poco irritante, ya que ella solo me sigue cuando salgo a correr.
—Tu madre dice que ma?ana vas a la playa con ella —dice Cliff, y sonríe como hacen los hombres cuando hablan de mujeres y sexo.
—Voy con Ronnie, Veronica y la peque?a Emily también. La intención es llevar a Emily a la playa ya que este verano casi no ha ido y pronto hará demasiado frío para ir. Cliff, a los críos les encanta la playa.
—?Estás contento por ir?
—Claro. Quiero decir, tendré que madrugar para poder hacer mis ejercicios y terminar cuando vuelva a casa pero…
—?Qué piensas de ver a Tiffany en ba?ador?
Parpadeo un par de veces antes de pillar lo que me ha preguntado.
—Dijiste que tenía un cuerpo bonito —a?ade Cliff—. ?Tienes ganas de verlo? Igual llevará un biquini. ?Qué piensas de eso?
Por un instante me cabreo (pues pienso que mi terapeuta está siendo irrespetuoso), pero luego me doy cuenta de que Cliff quiere poner a prueba mi moral y así asegurarse de que estoy preparado para dejar la institución mental, de modo que sonrío y digo:
—Cliff, estoy casado, ?recuerdas?
él asiente y parpadea, haciéndome sentir que he pasado la prueba.
Comentamos un poco la semana. No he tenido ningún episodio agresivo y eso demuestra que las pastillas están haciendo efecto (o al menos eso piensa Cliff, ya que no sabe que escupo casi la mitad en el váter). Cuando es hora de irme, Cliff dice:
—Tengo una cosa más que decirte.
—?El qué?
Me sorprende al ponerse de pie de un salto, levantar las manos en el aire y gritar:
—?Ahhhhhhhhh!
Así que yo también doy un salto, levanto las manos y grito: