Save Us (Maxton Hall #3 )(37)


—?Eh! Me ha servido bien durante a?os, así que no te preocupes demasiado por eso.

—Ember dijo esta ma?ana que lo tienes desde la guardería.

—?No es cierto! — Está indignada. —Sólo tiene seis a?os.

—Oh, tal vez no entendí, tal vez se refería a que podía ir a la 133

guardería.

En respuesta, Ruby me muestra un puchero. Ahora mismo quiero besarla tanto, que aprieto las manos en el volante para detenerme. Intento controlar mis pensamientos, pero no me gusta. Incluso ahora, cuando Ruby está sentada a mi lado, la extra?o. Por la noche casi me vuelvo loco pensando que mi novia estaba a unos pasos de mí y solo usaba un pijama corta de lunares.

Por lo que tenía en mente en ese momento, estaré asándome en el infierno. —Si quieres, puedes recuperar tu bolso—, digo con voz ronca, sin quitar los ojos del parabrisas. Escucho el ritmo del motor, miro los campos detrás del cristal.

No presto atención al hecho de que mis pantalones de repente parezcan demasiado ajustados porque mi imaginación está yendo en la dirección equivocada nuevamente.





—Sería genial—, responde, pero parece tan tenue que mis pensamientos obscenos desaparecen temporalmente. —Solo que ahora realmente no necesito una mochila.

—Escucha, el modelo James es adecuado para cualquier cosa. Y, además, estarás de vuelta en Maxton Hall la semana que viene a más tardar, estoy seguro.

Esta vez está sonriendo. Puedo verla aflojarse por el rabillo del ojo.

—Tienes razón. Tal vez ese bolso no sea una mala idea.

—Ruby Bell, mis ideas nunca son una mala idea.

Se escabulle desde?osamente, lo que suena sospechosamente como una risa. Y recibo el calor de la alegría.

Estoy muy feliz de que por fin tengamos algo así, un sábado común, 134

durante el cual nadie nos separará, ni Ciryl, ni el padre de Ruby, ni los padres, ni nada en el mundo. Es un sue?o hecho realidad. Todavía no puedo creer que a pesar de todo lo que ha pasado, Ruby me dejó entrar en su vida de nuevo.

—?Sabes lo que pensé?— pregunta de repente.

—?Qué?

—Es raro verte al volante—, dice divertida. —Hasta ahora, sólo me has asociado con comer y beber en el asiento trasero de la limusina.

Ahora resoplo por lo bajo.

—Ni siquiera sabía que tenías un coche.

—Me lo regalaron cuando obtuve mi licencia de conducir—, respondo.

—Pero honestamente, pasa la mayor parte del tiempo en el garaje.

—?No te gusta?— Ruby mira dentro del coupé negro.





—Ese no es el punto—, respondo un poco tarde. —Percy nos ha estado llevando desde la infancia. No recuerdo el día en que no lo vi. Y

ahora...

—?Y ahora?

Me encojo de hombros. —Ahora ya no me lleva en coche.

—?Tienes contacto con él?— Niego con mi cabeza.

—En realidad, ?por qué no?

—Llevarnos es su trabajo. Supongo que no quiere tener nada que ver conmigo.

—?De verdad lo crees?— Está sorprendida. Me encojo de hombros.

Ruby a?ade: —Los conoce a ti y a Lydia desde la infancia. Estoy segura de que estás cerca de él, especialmente después de todo lo que ha pasado.

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—?Eso crees?

Está buscando las palabras adecuadas por un tiempo. —Cuando me llevó a Pemwick hace unas semanas, tuvimos una peque?a charla sobre tu madre. Tenía la impresión de que su muerte fue muy mala.

Ahora no quiero pensar en ello. No, no puedo pensar en ello. No quiero que otra persona se preocupe.

Ruby me está mirando de reojo. Espero que suelte el tema tan fácilmente, pero luego pone su mano en mí, apretando la palanca de cambios.

—Debes estar cansado—, se?ala. —?Dormiste bien en el sofá?

—Muy bien—, respondo honestamente. El hecho de que apenas dormí no tiene nada que ver con el sofá.





—Si te duele la espalda, puedo dormir con Ember y tú puedes dormir en mi habitación.

Apenas puedo tragar saliva.

?Una noche en la cama de Ruby, rodeado de su aroma, entre cosas queridas para su corazón, sabiendo que solo estamos divididos por una pared? Oh no

—Me gusta mucho tu sofá—, respondo con un poco de entusiasmo exagerado. —No te preocupes por mí. Y, además, ?no es mi turno de preguntar?

—Ah sí.

Bien...

—?Tu animal favorito?

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—Pingüino—, responde sin pensarlo un momento.

—?Pingüino?

Está asintiendo con la cabeza vigorosamente.

—Sí. Parece como si estuvieran desfilando en sus colas. Y, además, son mega románticos y monógamos si encuentran una pareja.

—?En serio?

—Sí. Es fascinante, ?verdad? Bueno, tengo que admitir que, si no encuentran un viejo compa?ero después del invierno, están buscando uno nuevo. Pero, además, son leales. Y se hacen regalos.

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