Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos #1)(23)



De nuevo iba totalmente de punta en blanco, con el cabello azabache perfectamente peinado hacia atrás y la ropa sin la más mínima arruga. Sostenía su teléfono a cierta distancia de su rostro y le hablaba con ánimo a la cámara, seguramente transmitiendo en vivo para sus seguidores.

Entonces me fijé en una cosa un poco extra?a. Pidió algo en el mostrador. Le dieron un vaso muy rápido, como si lo hubiesen tenido listo para él, pero en vez de tomarlo con la mano, sacó un pa?uelo de su bolsillo y bebió sosteniéndolo así. Luego se fue.

?No podía tocar el vaso con la mano o qué?

Un poco extra?ada, devolví la atención a la mesa justo cuando Kiana estaba hablando de todas las veces que había visto a una chica llorando por Aegan. No habían notado mi distracción.

—Solo piénsalo, Jude —me sugirió, descansando en el respaldo de la silla con su batido en mano.

—Ni que ella fuera Katniss Everdeen o algo así —la codeó Dash—. Deja a Jude en paz. Con suerte, Aegan no volverá a mirarla de nuevo y las cosas se calmarán.

Pero ?quién dijo que yo tenía suerte?

O ganas de que las cosas se calmaran.





6


Uno es peor que el otro




Lunes. Otra vez llegó Literatura, la clase que, por desgracia, compartía con Adrik.

Lo vi apenas entré al aula, ya sentado en nuestra mesa. Me pregunté qué se le ocurriría decir ese día. ?Que estaba atentando contra su integridad? ?Que lo estaba amenazando de muerte? ?Que lo había pinchado con una jeringa contaminada por debajo de la mesa?

Dejé la mochila en el suelo y me senté en mi sitio. Entonces percibí un olor a chocolate, y vi que el muy idiota estaba cortando en trocitos una barrita por debajo de la mesa para comérsela despacio, ignorando claramente el letrerito junto a la pizarra que decía: no comer en el aula.

El Cash anarquista, claro.

La profesora llegó un par de minutos después, y tras decir cosas poco importantes, se situó frente a la clase y empezó el tema del día.

—Aquí hay cuatro géneros literarios —dijo, se?alando lo que había escrito unos segundos atrás en la pizarra con marcador azul—. Ciencia ficción, thriller, romance y fantasía. Escojan uno. Luego escucharemos las elecciones de sus compa?eros y los porqués, y al final cada pareja deberá ponerse de acuerdo y elegir un género.

La profesora fue preguntando de mesa en mesa. En parte, resultó aburrido porque todos escogían los mismos géneros: romance y ciencia ficción. Nadie tuvo que intentar convencerse de nada.

Cuando llegó a nuestra mesa, yo fui la primera en hablar:

—Thriller —elegí, muy entusiasmada.

—Fantasía —escogió Adrik.

No me sorprendió que difiriera. Ya era obvio que teníamos perspectivas que chocaban. Y, ?por Dios!, ?podía dejar de masticar?

—?Por qué fantasía, se?or Cash? —le preguntó Lauris con interés. ?Y por qué no le llamaba la atención por comer en clase?

él alzó los hombros en un gesto de simpleza.

—Me gustan las batallas, los dragones y esas cosas —se limitó a responder sin dar más explicaciones.

A mí me pareció una razón estúpida.

—?Por qué el thriller, se?orita Derry? —pasó a preguntarme la profesora.

Me reacomodé en la silla, preparada para contestar de forma magistral.

—Es un género muy real, y además la intriga mantiene interesado al lector, se sale de lo convencional y los clichés pueden tomar giros inesperados —argumenté, inspirada, y luego con una sonrisita astuta agregué—: Pero si debo responder de forma tan simple como mi compa?ero, diré que me gustan los asesinatos.

Se oyó una peque?a risita en alguna parte. Esta vez no me iba a dejar mal. Por mi —dudoso— honor que no.

La profesora asintió. Iba a continuar con la mesa siguiente, pero entonces Adrik emitió un resoplido/risa de burla hacia mi respuesta, como si hubiese sido ridícula. De nuevo captó toda la atención.

—?Muy real? —repitió mis palabras. Después negó con la cabeza—. La lectura es aventura, escape, entretenimiento, infinito. La realidad es dura, cruda, asfixiante, cerrada y limitativa. ?Para qué buscar realidad en un libro si ya lidiamos todos los días con ella? Está ahí, dictando que algo azul solo debe ser azul, exigiendo que algo redondo solo sea redondo. ?Qué pasa si yo quiero que el color sea verde o la forma sea triangular? ?O qué pasa si yo no quiero que haya color alguno ni forma alguna? No, no hay nada interesante en lo real. Si leo, es porque quiero olvidarme durante un rato de esta aburrida y cuadrada humanidad.

Tras la última palabra, un par de chicas se mordieron los labios, embelesadas. Los chicos, por otro lado, asintieron en un reflexivo acuerdo, como si nunca hubiesen escuchado nada más cierto. Incluso la profesora pareció complacida.

?Y yo? Pues mi cara expresó un gran: ?qué demonios...?

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