Ciudades de humo (Fuego #1)(111)



—Buenos días, gran líder. —Le sonrió Rhett, todavía apoyado en la barra—. Da gusto ver tu cara de buen humor.

Max dirigió una mirada a Alice, que fingió que estaba muy concentrada en sus manos, antes de volverse hacia Rhett otra vez.

—Hay tres alumnos menos de los que esperábamos —le dijo, con su típica expresión poco amistosa—. Tenemos más tiempo, así que también vas a puntuar la velocidad con la que se ocupen de las armas, como el a?o pasado.

—Muy bien.

—?Lo has entendido?

—Sí, Max, creo que mi peque?o cerebro puede adaptarse a estos grandes retos que me pones.

Alice miró de reojo a Rhett. Era el único de la ciudad que hablaba así a Max, aunque este ignoró el comentario y clavó la mirada en ella. Alice se arrepintió al instante de haber levantado la cabeza.

—?Cómo estás, Alice?

Ella tragó saliva. No sonaba del todo amigable.

—Y-yo... bien.

—Ya veo. —Max frunció el ce?o—. No sé si es buena idea que te sientes ahí.

—Bueno, si molesto...

—No molestas —Max clavó una mirada severa en Rhett—, pero por lo visto distraes.

Alice enrojeció, pero el instructor se limitó a poner los ojos en blanco.

—No la culpes a ella. He sido yo quien se ha acercado.

—?Y para qué te has acercado, exactamente?

—Para hablar de nuestras clases. Tú mismo me animaste a sacar lo mejor de ella, visto su potencial. ?Ahora te molesta que le preste atención?

Alice contuvo la respiración cuando Max le lanzó una mirada que, de haber sido posible, lo habría congelado. Menos mal que se limitó a dar media vuelta y marcharse sin decir nada más.

En cuanto estuvo a dos metros de distancia, Alice le pellizcó el brazo a Rhett, que dio un respingo, asustado.

—?Qué demonios...?

—?No le hables así! —Lo se?aló—. ?Se va a enfadar contigo y nos prohibirá dar clases particulares!

—Y te preocupa, ?eh?

—Tú... no lo hagas enfadar y ya está.

—Siempre está enfadado, no tengo nada que perder.

Alice vio que Max hacía una peque?a presentación para los principiantes, pero desde donde estaba no pudo oír nada. Se sentía ansiosa. Tras unos pocos minutos de charla, la primera persona en hacer la prueba, una chica, empezó el recorrido. Lo hizo bastante rápido y Geo y Tina se pusieron a escribir en su libreta. El siguiente empezó mientras la chica se dirigía al lugar de Rhett.

Y así siguieron sucesivamente durante la primera hora.

Rhett se había mantenido apoyado con la espalda en la barra, observando a los alumnos realizar su prueba. Alice tenía los brazos y la mandíbula apoyados en la barra también, a su lado.

él tenía una habilidad especial para adivinar lo que haría cada alumno. Era fascinante. Alice no podía evitar levantar las cejas sorprendida cada vez que acertaba, que eran nueve de cada diez.

—Esa chica suspenderá —murmuró Rhett.

—Pero... ?lo está haciendo bien!

—Mira sus piernas. Rodillas tensas. Está nerviosa. No acertará.

—Eso no puedes sab...

Se calló cuando la chica disparó y ni siquiera le dio al mu?eco. Soltó una palabrota y fue a por la siguiente arma.

Rhett se volvió hacia Alice con una ceja enarcada y media sonrisita orgullosa.

—?Qué decías?

—Nada, olvídalo.

El primero de sus amigos en hacer la prueba fue Dean. Alice lo animó cuando pasó junto a ellos, y él le sonrió agradecido. Parecía nervioso, pero hasta ahora lo había hecho bastante bien. Fue de los pocos que no tuvo que repetir nada, y pasó la prueba de Rhett de forma bastante eficiente.

Fue entonces cuando Alice vio que Geo giraba el pulgar hacia abajo a un chico cuyo rostro se ensombreció antes de marcharse. No había conseguido ni cruzar el primer obstáculo sin caerse.

—?Por qué pone el pulgar como el de la película esa? —preguntó Alice.

—?Eh? —Rhett la miró.

—?La del gladiador, cuando el emperador ponía el pulgar así los condenaba a muerte! ??Lo van a matar?!

Y, claro, Rhett empezó a reírse a carcajadas, con lo que se ganó dos miradas asesinas: una de Max y otra de Deane.

—No van a matarlo —le aseguró divertido—. Solo está eliminado.

—?Y eso qué quiere decir?

—Que ha suspendido. Seguirá en principiantes —murmuró Rhett antes de fruncir el ce?o al ver cómo se desenvolvía el chico que estaba realizando su prueba—. Otro con las rodillas tensas. ?Qué le pasa hoy a todo el mundo?

Geo y Tina habían eliminado ya a dos chicos, Rhett a una chica —que tardó más de un minuto en cargar una pistola reglamentaria por los nervios, pobrecita—, y Deane a cinco personas.

Si el instructor no te dejaba siquiera terminar la prueba, no tenías derecho a realizar las otras. Directamente estabas eliminado. A Alice no le extra?aba que la gente estuviera nerviosa. Menos mal que Deane era la última.

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