El lado bueno de las cosas(7)



—?Y alucinaciones? —me dice mientras se inclina hacia delante.

—?Alucinaciones? —pregunto.

—Alucinaciones.

Me encojo de hombros y le digo que no creo haber tenido alucinaciones. él me responde que lo sabría si las hubiera tenido.

—Si ves algo raro u horrible avisa a tu madre —dice—, pero no te preocupes porque probablemente no alucinarás. Solamente un porcentaje muy peque?o de personas sufre alucinaciones al tomar esta combinación de medicamentos.

Yo asiento y le prometo que se lo diré a mi madre si creo tener alucinaciones, pero realmente dudo que pueda tener alucinaciones, no importa qué tipo de medicamentos me dé, pues no creo que me dé LSD ni nada parecido. Supongo que la gente más débil se quejará de los medicamentos, pero yo no soy débil y puedo controlar mi mente bastante bien.

Estoy hidratándome en el sótano mientras me tomo mi descanso de tres minutos entre los ejercicios del Stomach Master 6000 y los de piernas con las pesas, cuando percibo el inconfundible olor de los canapés de cangrejo de mi madre y se me empieza a hacer la boca agua.

Como adoro esos canapés, salgo del sótano, entro en la cocina y veo que mi madre no solo está preparando canapés de cangrejo (que están hechos con carne de cangrejo untada en mantequilla, naranja y queso sobre bollitos ingleses), sino que también está preparando pizza barbacoa y esas alitas de pollo que compra en Big Foods.

—?Por qué estás cocinando canapés de cangrejo? —pregunto esperanzado, ya que sé, por experiencia, que solamente prepara aperitivos cuando tenemos visita.

A Nikki le encantan los canapés de cangrejo, y si colocas un plato lleno frente a ella se los comerá todos y luego se quejará de vuelta a casa diciendo que está gorda y que ha comido demasiado. Cuando yo era un abusador emocional, solía decirle que no quería escuchar sus quejas cada vez que se pasaba con la comida. La próxima vez que Nikki coma demasiados canapés de cangrejo le diré que no se ha excedido y que además está muy delgada, que necesita ganar algo de peso y que a mí me gustan las mujeres con curvas.

Espero que el hecho de que mi madre esté preparando canapés signifique que el período de separación ha terminado y que Nikki está de camino a casa de mis padres. Esa sería la mayor sorpresa de bienvenida que mamá podría cocinar. Y dado que mamá siempre trata de hacer cosas buenas por mí y por mi hermano, me preparo mentalmente para volver con Nikki.

Mi corazón late con fuerza durante los breves instantes que mi madre tarda en responder a mi pregunta.

—Los Eagles juegan contra los Steelers en un partido de exhibición de la pretemporada —dice mi madre. Y eso es raro porque ella siempre ha odiado los deportes y ni siquiera sabe que la temporada de fútbol americano es en oto?o. Y mucho menos qué equipos juegan cada día—. Tu hermano va a venir a ver el partido contigo y con tu padre.

Mi corazón sigue latiendo deprisa, ya que no he visto a mi hermano casi desde que empezó el período de separación. Mi hermano, al igual que mi padre, dijo algunas cosas realmente horribles de Nikki la última vez que hablamos.

—Jake tiene muchas ganas de verte, y sabes cuánto le gustan a tu padre los Eagles. Me muero de ganas de tener a mis tres hombres sentados en el sofá, viendo un partido como en los viejos tiempos. —Mi madre sonríe con tanta ansia que creo que se va a poner a llorar, así que me doy la vuelta y bajo al sótano para hacer flexiones hasta que no sienta los músculos.

Como sé que probablemente luego no podré ir a correr porque vamos a tener cena familiar, salgo a correr temprano. Paso frente a las casas de mis amigos del instituto, por delante de Saint Joseph, que es la iglesia católica a la que yo solía ir, frente al Instituto Collingswood (?la clase del ochenta y nueve mola!) y ante la casa en la que vivían mis abuelos hasta que murieron.

Mi antiguo mejor amigo me ve cuando paso por su nueva casa en Virginia Avenue. Ronnie acaba de llegar de trabajar, está saliendo del coche y se dirige hacia la puerta de su casa cuando lo adelanto por la acera. Me mira a los ojos y cuando ya he pasado, grita:

—?Pat Peoples? ?Eres tú? ?Pat! ?Ey!

Yo corro más rápido todavía porque mi hermano va a venir a hablar conmigo; Jake no cree en los finales felices y no estoy emocionalmente capacitado para ver a Ronnie ahora. Ahora no, porque nunca vino a visitarnos a Nikki y a mí en Baltimore, a pesar de que nos lo prometió un montón de veces. Nikki solía decir que Ronnie estaba dominado y que su mujer, Veronica, guardaba la agenda social de Ronnie en el mismo sitio que sus pelotas: en su monedero.

Nikki me dijo que Ronnie nunca vendría a visitarme a Baltimore y tenía razón.

Tampoco vino a visitarme al lugar malo, pero solía escribirme cartas en las que me contaba lo maravillosa que era (e imagino que es) su hija Emily, aunque todavía no la he conocido y no he podido verificarlo.

Cuando llego a casa, el coche de Jake ya está allí (un fabuloso BMW plateado, lo cual quiere decir que mi hermano está mejorando en lo de ?engordar el bolsillo?, como solía decir Danny). Entro por la puerta de atrás y corro a la ducha. Una vez aseado y vestido con ropa limpia, tomo aire y sigo el rastro de la conversación que proviene del salón.

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