El lado bueno de las cosas(10)
He estado durmiendo en la buhardilla, pues ahí hace mucho calor. Cuando mis padres se van a dormir, subo la escalera, desenchufo el ventilador, me meto en mi viejo saco de dormir y cierro la cremallera dejando solamente mi cara al aire; así me dispongo a perder algunos kilos sudando. Sin el ventilador la temperatura sube rápidamente y pronto mi saco de dormir está lleno de sudor y siento cómo mi cuerpo adelgaza. Había hecho esto ya varias noches y no había sucedido nada extra?o o inusual.
Pero esta noche estoy en la buhardilla, sudando y sudando en la oscuridad, y de repente oigo: ?La la laaa… la la laa… la la laaa la laaa la laaa?. Trato de mantener los ojos cerrados, tarareo una nota y cuento hasta diez en silencio. Sé que simplemente estoy alucinando, como el doctor Patel dijo que haría. Pero me abofetean y cuando abro los ojos allí está, en la buhardilla de mis padres. Tiene una aureola en la cabeza, como si fuera Jesús; lleva esas gafas de sol cuadradas; tiene el bigote rizado, la frente despejada y esas trenzas finas con cuentas. Está vestido de negro y sonríe.
—?Cómo? ?Cómo me has encontrado? —le pregunto.
—Firmado, precintado y entregado; soy tuyo —dice con esa suave voz que tiene. Y a pesar de que estoy empapado por el sudor, me estremezco—. Eres el sol en mi vida. Por eso siempre estaré contigo.
—Por favor —suplico—, ?déjame solo!
Pero él coge aire y empieza a cantar:
—My Cherie Amour, lovely as a summer day… —Inmediatamente salgo del saco de dormir y empiezo a golpearme la cabeza contra una tabla de madera que está en un trozo en el que no hay contrachapado—. My Cherie Amour, distant as the milky way, my Cherie Amour, pretty little one that I adore. —Y siento que la cicatriz de mi frente se abre de nuevo y la sangre y el sudor se derraman por la madera—. You’re the only girl my heart beats for, how I wish that you were mine.
Bang, bang, bang, bang.
Y entonces aparecen mis padres, pero yo estoy ahí, rabioso, fuera de mí, gritando:
—?Para de cantar esa canción! ?Para! ?Por favor!
Mi madre se golpea contra la madera y entonces mi padre me pega una patada en las costillas, lo cual hace que Stevie Wonder desaparezca y la música pare. Cuando caigo de espaldas al suelo, papá salta sobre mí y me golpea en la cara. Mamá trata de apartar a papá de mí y yo lloro como un bebé. Mamá le dice a papá que deje de pegarme y finalmente él se aleja de mí. Ella me dice que todo saldrá bien, a pesar de que mi padre me ha golpeado en la cara tan fuerte como ha podido.
—Esto ha sido suficiente, Jeanie. Ma?ana por la ma?ana volverá al hospital. A primera hora —dice mi padre antes de bajar por la escalera.
Yo estoy llorando tanto que casi no puedo ni pensar.
Mi madre se sienta junto a mí y me dice:
—No pasa nada, Pat, estoy aquí.
Yo apoyo la cabeza en el regazo de mi madre y lloro hasta dormirme mientras mamá me acaricia el cabello.
Cuando abro los ojos, el ventilador está puesto otra vez, el sol atraviesa los cristales de la ventana y mamá aún está acariciándome el cabello.
—?Cómo has dormido? —me pregunta forzando una sonrisa. Sus ojos están rojos y tiene las mejillas llenas de lágrimas.
Durante unos instantes me siento bien ahí tumbado junto a mamá, con su mano acariciándome la cabeza y su suave voz cantando en mi oído, pero de pronto el recuerdo de la noche anterior hace que me incorpore de golpe mientras mi corazón late a toda prisa.
—No me mandéis de nuevo al lugar malo. Lo siento. Lo siento mucho. Por favor —suplico, le suplico por todo lo que tengo, pues no sabéis lo que odio el lugar malo y al pesimista del doctor Timbers.
—Te vas a quedar aquí con nosotros —dice mamá mirándome a los ojos como hace cuando dice la verdad. Y luego me da un beso en la mejilla.
Vamos a la cocina y ella me prepara unos deliciosos huevos revueltos con queso y tomate. Yo me tomo todas las pastillas pues siento que se lo debo a mamá por haberla derribado y por haber hecho enfadar a mi padre.
Me sorprendo al ver que el reloj marca ya las once de la ma?ana, así que en cuanto vacío mi vaso me dirijo a realizar mis ejercicios.
LA CENA DE ETIQUETA
Ronnie finalmente viene a verme al sótano y me dice: —Tengo que volver a casa, así que solo dispongo de unos minutos.
Termino la serie de flexiones y sonrío, ya que sé lo que esa frase significa. Veronica no sabe que Ronnie ha venido a verme, y él tiene que darse prisa para que no lo pille haciendo algo sin su permiso (algo como decir hola a su mejor amigo, al cual hace mucho tiempo que no ha visto).
Cuando termino, dice:
—?Qué te ha pasado en la cara?
Me toco la cicatriz de la frente.
—Ayer se me resbaló la pesa de las manos y se me cayó encima.
—?Se te ha puesto el ojo morado por eso?
Me encojo de hombros, no quiero decirle que mi padre me pegó un pu?etazo.
—Tío, realmente estás en forma. Me gusta tu gimnasio —dice mirando mis aparatos y el Stomach Master 6000; luego me ofrece la mano—. ?Crees que podría venir a hacer ejercicio contigo?