Puro (Pure #1)(38)



Se ha sonrojado; está avergonzada y enfadada a partes iguales. Pero ?quién se ha creído que es? Es un puro al que han mantenido a salvo, al que le han puesto todo fácil en la vida. Ella puede ponerse el zapato sola, no es una cría. Se agacha, le quita el zapato de la mano y se lo pone.

—A ver qué te parece. Yo te he ayudado a encontrar el zapato, así que ahora me tienes que ayudar a dar con la calle Lombard, o lo que antes era la calle Lombard.

Ahora Pressia tiene miedo. Empieza a darse cuenta de que es un puro y de que estar con él es muy peligroso. La noticia de su presencia correrá como la pólvora y no habrá forma de detenerla. Cuando la gente se entere de que es verdad que hay un puro suelto se convertirá en un blanco seguro, extienda los brazos o no. Habrá quien quiera utilizarlo como una ofrenda airada. Representa a toda la gente de la Cúpula, a los ricos y afortunados que los abandonaron allí para que sufrieran y muriesen. Otros tratarán de atraparlo y utilizarlo como moneda de cambio. Y la ORS lo querrá por sus secretos y para usarlo como cebo.

Y ella también tiene sus propias razones, ?no es así? ?Si hay una forma de salir, tiene que haber también una forma de entrar.? Eso es lo que dijo la se?ora, y tal vez sea cierto. Pressia sabe que puede ser valioso. ?No podría canjearlo por algo con la ORS? ?Podría librarse de tener que presentarse en el cuartel general? ?Podría negociar, ya de paso, asistencia médica para su abuelo?

Se tira de la manga del jersey. La Cúpula mandará a gente a buscarlo, ?no? ?Y si quieren que vuelva?

—?Tienes un chip? —le pregunta.

El chico se rasca la nuca y responde:

—No. No me lo pusieron de peque?o. Estoy intacto como el día en que nací. Puedes mirar si quieres. —Los implantes de chips siempre dejan una peque?a roncha a modo de cicatriz.

Pressia niega con la cabeza.

—?Y tú tienes?

—Ya no va, es un chip muerto —explica ella. Siempre lleva el pelo suelto y largo para que le cubra la peque?a marca—. De todas formas, aquí ya no funcionan. Pero antes todos los buenos padres los ponían.

—?Estás diciendo que mis padres no eran buenos padres? —pregunta el puro medio en broma.

—Yo no sé nada de tus padres.

—Bueno, pues no, no tengo chip, que era lo que querías saber. Y ahora, ?vas a ayudarme o no?

Se le ve un poco enfadado, Pressia no sabe muy bien por qué, aunque le alegra comprobar que puede irritarlo: así inclina un poco más de su lado la balanza del poder. Asiente y le dice:

—Pero nos va a hacer falta un plano antiguo. Yo conozco a alguien que tiene uno. Iba camino de su casa, puedes venir conmigo. A lo mejor nos ayuda.

—Está bien. ?Por dónde es? —El chico se vuelve y echa a andar hacia la calle, pero Pressia lo agarra de la chaqueta.

—Espera —le dice—. No pienso salir por ahí contigo así.

—Así, ?cómo?

Pressia lo mira de hito en hito, sin dar crédito.

—Sin cubrir.

El chico se mete las manos a los bolsillos y dice.

—?O sea, que se nota?

—Pues claro que se nota.

Se queda callado un momento, ambos parados en medio de la calle.

—?Qué ha sido eso que me ha atacado?

—Un amasoide, uno bien grande. Todos aquí fuera tenemos alguna deformación o fusión. No somos igual que antes.

—?Y tú?

Pressia aparta la vista y cambia de tema.

—La gente suele tener la piel mezclada con cosas. El cristal es cortante, dependiendo de donde esté alojado; el plástico puede endurecerse y resulta difícil moverlo; el metal se oxida.

—Como el hombre de hojalata —dice el puro.

—?Quién?

—Es un personaje de un libro y de una peli antigua.

—Aquí no tenemos eso. No sobrevivieron muchas cosas.

—Entiendo. ?Y qué es lo que cantan?

Pressia se ha abstraído del sonido, pero el chico tiene razón. El viento arrastra todavía las voces de los cánticos de la muertería. Se encoge de hombros y dice:

—Será gente cantando en una boda.

No está muy segura de por qué le ha dicho eso. ?Acaso la gente cantaba en las bodas…, como en la de sus padres en una iglesia y con el convite bajo toldos blancos? ?Todavía se canta en la Cúpula?

—Debes tener también cuidado con los camiones de la ORS.

El puro sonríe.

—?Qué te hace tanta gracia?

—Nada, que es real. En la Cúpula sabemos que la ORS existe. Que empezó como Operación Rescate y Salvamento, una milicia civil, y luego se convirtió en una especie de régimen fascista. Operación… ?cómo es ahora?

—Revolución Sagrada —responde Pressia secamente. No puede evitar tener la sensación de que está riéndose de ella.

—?Exacto, eso es!

—?Te parece pintoresco o algo así? Pues son capaces de matarte. De torturarte, meterte una pistola en la boca y pegarte un tiro. ?Lo entiendes?

Parece intentar asimilarlo antes de contestar:

—Supongo que me odias, y no te culpo. Desde un punto de vista histórico…

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